Había hecho muchos deportes como tenis, judo, atletismo o natación, pero no había dado con el que me gustase. De hecho, tampoco había realizado ningún deporte de equipo y el hockey hielo fue el primero. Me enamoró. ¡Este es mi deporte! Dije. Y hasta aquí he llegado tras 14 temporadas”. Con esta naturalidad anuncia su retirada Marta Zúñiga Errea (Pamplona, 1997).
El pasado domingo fue su último partido con el Club Hielo Huarte y su despedida fue como sus inicios: sencilla y lejos del protagonismo. Así cerró un círculo que comenzó en 2011. “Lo tenía en mente, pero no lo había comunicado porque tenía la esperanza de que no iba a ser mi último partido. Si hubiéramos ganado a Jaca todavía nos quedaba la Final Four. No les dije nada hasta el final. No quería condicionar a nadie. Quizá si hubiera dicho algo, el entrenador (Ramiro Remesar) me ponía más tiempo o mis compañeras actuarían diferente. Quería que todo transcurriera tal y como tenía que ser. La despedida fue muy emotiva, de muchos lloros. Más que compañeras de equipo son mis amigas. Han sido muchos viajes en autobús, horas de entrenamiento y convivencia”, recuerda todavía con la voz quebrada por la emoción la capitana pamplonesa.
En la vitrina de su casa de Mendillorri quizá no haya ningún trofeo o medallas de oro, pero Marta Zúñiga tiene un palmarés envidiable de esos éxitos que son intangibles, que no se pueden tocar, pero se disfrutan más. “El otro día lo comentó Ramiro. No hay que quedarse con los resultados, sino con los momentos. Recordar el viaje a tal lugar o al otro. Los instantes de viajar todas juntas o esas sensaciones que se te quedan grabadas”, afirma la navarra.
Y en la mente de Zúñiga hay muchos momentos de esos que son como un tatuaje en la piel, situaciones imborrables que perduran con el paso del tiempo: “Echo la vista atrás y he vivido mucho. El año pasado, por ejemplo, logramos el subcampeonato de la Copa de la Reina. Eso para mí fue impensable. No imaginaba que un equipo de Navarra se colase ahí. A nivel de club ha sido lo más grande que hemos conseguido”.
"QUIERO JUGAR, PERO NO HAY EQUIPO"
Porque la ya excapitana del Club Hielo Huarte sabe de lo que habla y todo lo que supuso para la entidad ese subcampeonato. Son palabras llenas de esfuerzo, sacrificio y voluntad. Para entenderlo hay que remontarse hasta 2011, cuando Marta Zúñiga apenas tenía 13 años. “A mi familia nos gustaba mucho los deportes de invierno. Tenemos una casa cerca de Jaca e iba a esquiar con mis padres y mi hermano Mikel. Si las condiciones eran malas no nos quedaba más remedio que ir al Pabellón de Hielo para patinar. Todo empezó por Mikel, que le gustaba mucho. Le dijeron que en Pamplona también había una pista de hielo. A raíz de ahí me apunté yo también”, relata con ilusión la navarra para desvelar un dato con orgullo: “Mi hermano todavía sigue. ¡Es el capitán del sénior masculino! Es mejor que yo porque ha estado con la selección española sub20 y este año entró en la preselección con la absoluta”.
Sin saberlo, o sí, por las venas de los hermanos Zúñiga Errea ya recorría la fiebre por el hockey hielo. Las ganas y la ilusión estaban intactas, pero... ¿y el equipo? Navarra no contaba con modalidad femenina. Mikel, sin embargo, sí podía competir. ¿Qué se podía hacer? “Nos juntamos unas pocas amigas del Instituto de Mendillorri y alguna chica mayor cuyo hermano jugaba en el equipo masculino. Después de estar un pequeño grupo, Eduardo Martínez nos empezó a entrenar. Nos apoyó porque puso toda su voluntad al confiar en nosotras y coger a un equipo desde cero. No sabíamos jugar y nos fue formando. Los horarios no eran los mejores y tampoco había mucha disponibilidad en la pista. Al ser un equipo nuevo nos fuimos haciendo hueco para cuadrar los horarios. Vieron que teníamos mucha ilusión por aprender y no faltábamos a ningún entrenamiento”.
El germen del hockey femenino en Navarra ya se había sembrado gracias a personas como Marta, que sigue relatando como si fuera ayer esos inicios de incertidumbre: “En España tampoco había muchos equipos femeninos y hacíamos triangulares con clubes de Logroño o Madrid. Con el paso de los años se han ido sumando más chicas al hockey y también han aparecido más equipos. Ahora son siete, los mismos que en masculino: Puigcerdà, Jaca, Barcelona, Txuri Urdin, Majadahonda, Logroño y nosotras”.
Poco a poco se iban dando pasos pequeños, pero firmes. Tras el técnico Eduardo Martínez llegó Ramiro Remesar, que había sido jugador y cogió las riendas del sénior femenino. Es el actual entrenador y una persona que también ha visto crecer este proyecto. “Al principio fue duro a nivel de resultados. Majadahonda, por ejemplo, tenía jugadoras buenas y estábamos lejos de ese nivel. No podíamos competir”, rememora la navarra sin ningún tipo de vergüenza. Los marcadores de 25-0 no minaron en ningún momento la ilusión de aquellas jugadoras.
Ahora, en 2025, Marta Zúñiga se marcha tranquila por el deber hecho y por el futuro que queda después de abrir el camino. Fue una de las pioneras del hockey hielo femenino en Navarra, aunque le ruboriza ese adjetivo: “No lo veo así. He jugado porque era lo que me gustaba. Ahora me encanta mirar a la grada y ver a todas esas niñas que nos animan. Hay mucha cantera. Se les nota emocionadas. Es con las cosas que me quedo”.
Por esa madurez personal que verbaliza en palabras, Zúñiga fue elegida un día capitana: “Me considero bastante tranquila y creo que consigo transmitir al resto de jugadoras eso. Intento también ser positiva, animar. Para corregir ya está el entrenador. Las compañeras estamos para animarnos”. Y así, sin hacer mucho ruido, la navarra cierra su círculo perfecto.
Marta Zúñiga Errea nació en Pamplona el 25 de marzo de 1997. Se inició en el hockey hielo en 2011 siendo una de las pioneras y fue la capitana. Su hermano Mikel es también capitán del sénior masculino. Se marcha tras 14 temporadas.